Merecedor de la presea Eduardo Neri, Legisladores de la República 1913, Miguel León Portilla, filólogo e investigador en historia prehispánica e indígena en México, demandó al Congreso federal que trabaje para resolver las lacerantes desigualdades sociales. Advirtió que el sector educativo nacional ya no puede ser castigado por las políticas económicas neoliberales, y solicitó a los representantes populares que impidan la supresión de las escuelas normales, porque es el único vehículo para formar profesores. Asimismo, ante las dificultades económicas que se vislumbran, demandó “que se recorte de donde sea, ¡pero nunca a la educación!”.
Con 50 años de trabajo académico, el doctor León Portilla fue objeto de un reconocimiento en la Cámara de Diputados, donde se recordó la gesta de Eduardo Neri, quien se enfrentó al poder y a la violencia que engendró éste con la usurpación de Victoriano Huerta. Haberse opuesto al golpe de Estado que arrancó del gobierno a Francisco I. Madero, le valió más de cinco meses de prisión, por haber enjuiciado desde la tribuna camaral el exceso de poder militar sobre el gobierno civil.
Sencillo, con un bagaje histórico de décadas de estudio y trabajo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), León Portilla demostró en la tribuna, durante la sesión solemne en su honor, por qué ha merecido 13 doctorados honoris causa de universidades de varios países y la medalla Belisario Domínguez.
“Eduardo Neri, que así expuso su existencia haciendo defensa de la dignidad de la Cámara y también exponiéndose a perder la vida, como en el caso de Belisario Domínguez, fue un héroe. Los dos fueron héroes que honraron a México. Hoy los recordamos aquí con admiración y con gratitud. La medalla al mérito cívico que ostenta el nombre de Eduardo Neri, Legisladores de 1913, ha sido instituida para recordar a un héroe y a la vez honrar a ciudadanos que se han esforzado por servir a México. Incluirme entre ellos es honor muy grande que agradezco desde lo más hondo de mi ser.”
Con prestancia, despojándose de sus espejuelos cuando se salía del discurso escrito, el historiador y antropólogo refirió que las desigualdades sociales “son causa de confrontaciones, quebrantamientos de la seguridad y en ellas se fincan las lacras más terribles que la pobreza, la miseria y la marginación de gran parte de nuestra población”.
Hizo una revisión del estado de la educación, pilar del desarrollo nacional y, paradójicamente, el sector más abandonado por los gobiernos recientes. “En nuestra legislación se declara que la educación es un derecho de todo mexicano. Pero en la práctica ese derecho es, para muchos, letra muerta. Centenares de miles de niños y jóvenes, o están marginados de la educación o reciben una muy incompleta y defectuosa. Su preparación para cualquier género de actividad es por ello muy limitada. El trabajo informal o las actividades delictuosas son a veces la respuesta.
“Señoras y señores legisladores: en su mano está legislar en materia de educación. Ello implica oponerse a la supresión de las escuelas normales. Si ellas dejaran de existir, dónde se formarían entonces los maestros. Igualmente se requiere la revisión de los programas educativos en vista de los requerimientos actuales del país. Es decir, la educación para qué. Y por supuesto, exige la asignación de un adecuado presupuesto que haga posible la formación de millones de mexicanos.”
Recordó que en una conversación con el doctor José Narro Robles, rector de la UNAM, coincidieron en que si las circunstancias económicas afectan al mundo y a México, obligándole a recortar el presupuesto, “¡que se recorte donde sea, pero nunca en la educación!
“¿O es acaso destino nuestro proporcionar mano de obra barata en las maquiladoras o marchar exponiendo la vida al vecino del norte, o simplemente percibir salarios de hambre o vivir del ambulantaje o, lo peor, de las acciones delictuosas? La educación en todos los niveles, si no es el único e inmediato remedio a la problemática que vivimos, sí es un factor de suma importancia; debe incluir ella no sólo la transmisión de conocimientos, (sino) la formación moral y ética de maestros capacitados (que) serán quienes (la) transmitirán a los educandos”.
Además, propuso la supervisión de los planes de estudio en colaboración con la Secretaría de Educación Pública, institutos y universidades; insistir en la instrumentación de la formación moral y ética e incrementar en cuanto sea necesario los presupuestos requeridos por el sistema educativo.
Estudiante, egresado y académico de tiempo completo en la UNAM, reconoció el valor y el prestigio ganado por la máxima casa de estudios –a pesar de la adversidad–, que la ubica entre las mejores del mundo.
Al respecto, el doctor José Narro Robles llamó a todos los sectores sociales a mantener el respaldo al sector educativo: “Lo he dicho con toda claridad. La educación es y debe ser prioridad del país en todos los niveles. No sólo porque yo represente a la Universidad Nacional Autónoma de México, fundamentalmente porque la educación superior es una herramienta básica, indispensable, para impulsar el desarrollo económico y social de nuestro país; no debe haber recortes en el campo de la educación superior, cometeríamos un error”.
Con 50 años de trabajo académico, el doctor León Portilla fue objeto de un reconocimiento en la Cámara de Diputados, donde se recordó la gesta de Eduardo Neri, quien se enfrentó al poder y a la violencia que engendró éste con la usurpación de Victoriano Huerta. Haberse opuesto al golpe de Estado que arrancó del gobierno a Francisco I. Madero, le valió más de cinco meses de prisión, por haber enjuiciado desde la tribuna camaral el exceso de poder militar sobre el gobierno civil.
Sencillo, con un bagaje histórico de décadas de estudio y trabajo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), León Portilla demostró en la tribuna, durante la sesión solemne en su honor, por qué ha merecido 13 doctorados honoris causa de universidades de varios países y la medalla Belisario Domínguez.
“Eduardo Neri, que así expuso su existencia haciendo defensa de la dignidad de la Cámara y también exponiéndose a perder la vida, como en el caso de Belisario Domínguez, fue un héroe. Los dos fueron héroes que honraron a México. Hoy los recordamos aquí con admiración y con gratitud. La medalla al mérito cívico que ostenta el nombre de Eduardo Neri, Legisladores de 1913, ha sido instituida para recordar a un héroe y a la vez honrar a ciudadanos que se han esforzado por servir a México. Incluirme entre ellos es honor muy grande que agradezco desde lo más hondo de mi ser.”
Con prestancia, despojándose de sus espejuelos cuando se salía del discurso escrito, el historiador y antropólogo refirió que las desigualdades sociales “son causa de confrontaciones, quebrantamientos de la seguridad y en ellas se fincan las lacras más terribles que la pobreza, la miseria y la marginación de gran parte de nuestra población”.
Hizo una revisión del estado de la educación, pilar del desarrollo nacional y, paradójicamente, el sector más abandonado por los gobiernos recientes. “En nuestra legislación se declara que la educación es un derecho de todo mexicano. Pero en la práctica ese derecho es, para muchos, letra muerta. Centenares de miles de niños y jóvenes, o están marginados de la educación o reciben una muy incompleta y defectuosa. Su preparación para cualquier género de actividad es por ello muy limitada. El trabajo informal o las actividades delictuosas son a veces la respuesta.
“Señoras y señores legisladores: en su mano está legislar en materia de educación. Ello implica oponerse a la supresión de las escuelas normales. Si ellas dejaran de existir, dónde se formarían entonces los maestros. Igualmente se requiere la revisión de los programas educativos en vista de los requerimientos actuales del país. Es decir, la educación para qué. Y por supuesto, exige la asignación de un adecuado presupuesto que haga posible la formación de millones de mexicanos.”
Recordó que en una conversación con el doctor José Narro Robles, rector de la UNAM, coincidieron en que si las circunstancias económicas afectan al mundo y a México, obligándole a recortar el presupuesto, “¡que se recorte donde sea, pero nunca en la educación!
“¿O es acaso destino nuestro proporcionar mano de obra barata en las maquiladoras o marchar exponiendo la vida al vecino del norte, o simplemente percibir salarios de hambre o vivir del ambulantaje o, lo peor, de las acciones delictuosas? La educación en todos los niveles, si no es el único e inmediato remedio a la problemática que vivimos, sí es un factor de suma importancia; debe incluir ella no sólo la transmisión de conocimientos, (sino) la formación moral y ética de maestros capacitados (que) serán quienes (la) transmitirán a los educandos”.
Además, propuso la supervisión de los planes de estudio en colaboración con la Secretaría de Educación Pública, institutos y universidades; insistir en la instrumentación de la formación moral y ética e incrementar en cuanto sea necesario los presupuestos requeridos por el sistema educativo.
Estudiante, egresado y académico de tiempo completo en la UNAM, reconoció el valor y el prestigio ganado por la máxima casa de estudios –a pesar de la adversidad–, que la ubica entre las mejores del mundo.
Al respecto, el doctor José Narro Robles llamó a todos los sectores sociales a mantener el respaldo al sector educativo: “Lo he dicho con toda claridad. La educación es y debe ser prioridad del país en todos los niveles. No sólo porque yo represente a la Universidad Nacional Autónoma de México, fundamentalmente porque la educación superior es una herramienta básica, indispensable, para impulsar el desarrollo económico y social de nuestro país; no debe haber recortes en el campo de la educación superior, cometeríamos un error”.
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